UN AÑO DE MILAGROS
Entrego mis cargas y miedos a Dios,
pues no necesito llevar a mi día
las cargas pasadas que vienen en pos
y eclipsan del todo mi eterna alegría.
Aquello que elevo al altar de mi mente,
transforma en sagrado milagro mi vida,
que está bendecida
permanentemente.
Es Dios quien da luz a mi pensamiento,
quien guía mis manos, mis pies y mi voz;
si el miedo aparece, en mí no halla asiento,
porque se disipa al completo ante Dios.
Por eso el pasado equipaje no cargo,
que en Dios me descargo y en Dios me ilumino,
y cuando el camino
me parece largo,
en Dios me recargo
y a Dios me encamino.
Jesús María Bustelo Acevedo